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Carmelo Arden Quin (1913 – 2010) fue un inventor de formas. Lo guió esa mezcla de libertad y regulación que da lo lúdico. Varias de sus invenciones se reúnen en la foto, capturada en su atelier de Savigny-sur-Orge, que inspira este texto. Al igual que en la selección de obras que se exhibe hoy en MCMC, tras la figura de Arden Quin se materializan los sucesivos desplazamientos y variaciones de su matriz creadora. Su rostro recorta una pieza del período histórico, una pintura  de la serie “Galbée” ondea en su mesa de trabajo y el metal despunta en la escultura que se erige a su derecha y en un cuadro, tardío, que se recuesta sobre la pared ubicada a su izquierda. Esta “Flecha de tiempo”, para jugar con el título de la primera de las obras que describimos en esta suerte de ejercicio ecfrástico en el que lo visual se vuelve palabra, recorre una trayectoria mayor en la muestra que presentamos. Su curso es sutil y nunca unidireccional. Las finas tramas lineales dibujadas de manera horizontal en Transparence (1952), que generan un movimiento aparente, se verticalizan con ondulaciones reales en los “Galbées” de 1971 y 1972. Y el fluir cóncavo-convexo de estas obras de los 70 recuperan, con otra paleta, la tipología que, ya en los 40, curvaba el soporte. También hay “transparences” que se presentan en un falso romboide. En ellas, la trama de líneas ya no está pintada: se compone de hilos de nylon superpuestos sobre la pintura, que causan un efecto de vibración cuando acompañan el trayecto del visitante. En otros casos, la mirada del espectador es direccionada hacia el vacío. Así, los calados de las obras sobre papel reelaboran la idea del recorte y superposición aprovechando las posibilidades del soporte. En las esculturas, es la materia la que acentúa el contraste presencia-ausencia por la tridimensionalidad del objeto. Ambos, soporte y materia, vuelven a transformarse en la última etapa de su producción cuando Arden Quin experimenta con las innovaciones que provee la industria como el PVC.

En esas trasposiciones, asoman también las obsesiones literarias de Arden Quin: la búsqueda de un orden que permita comprender “otro volumen de la misma textura” es el tema de un poema recuperado de su archivo; y el desarrollo de mitologías refundacionales es el foco de sus libros Hessegor (1955) y Eclimón (2004). Creador de mundos, Arden Quin forjó nuevas comunidades. En el ámbito rioplatense, le dio forma al grupo de Arturo, al Movimiento Arte Concreto Invención, al grupo Madi y, años más tarde, a la Asociación Arte Nuevo. Desde París, impulsó el Centre de Recherches et d’Études Madi, la revista Ailleurs y el Movimiento Madi Internacional. Todavía en este racconto, queda afuera la incansable correspondencia que mantenía con artistas, músicos y escritores de Latinoamérica y Europa para gestar sus proyectos. En la foto escogida, rozando la mano derecha de Arden Quin, hay un sobre con varias estampillas. Tras muchos años de trabajo con su Archivo, no podemos dejar de pensar que esa carta es también parte de su legado artístico y que sostiene, en gran medida, esa mirada oblicua, pero siempre hacia adelante.        

Equipo del Archivo Arden Quin: Martina Guevara-Paola Vega-Milena Yolis

Buenos Aires, marzo de 2023.

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