Oscar Bony
Oscar Bony (1941, Misiones) A los 17 años comenzó sus estudios de pintura con un profesor local y en 1959 llegó a Buenos Aires becado para concurrir a la Escuela Preparatoria de Bellas Artes Manuel Belgrano. Sin embargo, siempre se consideró un artista autodidacta. Entre 1959 y 1963, asistió a los talleres de Demetrio Urruchúa y Juan Carlos Castagnino, y trabajó como ayudante de Antonio Berni. Su imagen inicial transita de cierto realismo expresivo hacia la nueva figuración. En 1964, su serie Anatomías le permite ingresar al circuito del arte contemporáneo, es invitado al Premio de Honor Ver y Estimar y realiza su primera exposición individual en una de las más importantes galerías porteñas, la Galería Rubbers. Su ámbito de pertenencia era el grupo de artistas que frecuentaba el Bar Moderno, en especial Rubén Santantonín, Pablo Suárez, Emilio Renart y Ricardo Carreira.
Entre 1965 y 1968, sus experiencias con el pop, el minimalismo, el arte conceptual y los objetos, lo ubicaron en el centro de acción de la vanguardia más radical que se movía entre galerías alternativas, el Premio de Honor Ver y Estimar y el Instituto Di Tella. Bony expuso instalaciones, cortometrajes, objetos, estructuras primarias y una obra sonora. En 1968, en la muestra Experiencias ’68 en el Di Tella, alquiló una familia de clase obrera y la exhibió “en vivo”, sobre un pedestal de museo. Las reacciones del público, la crítica y el mundo oficial del arte, las divisiones dentro de la misma vanguardia, las tensiones entre práctica artística y práctica política, la crisis social, económica y política, eran cada vez más extremas y los frentes de lucha se multiplicaban. Ante la clausura judicial de la pieza de Roberto Plate los demás artistas decidieron destruir sus obras, tirarlas a la calle Florida y denunciar públicamente los avances de la censura. Es el fin de una época. Bony y varios de sus compañeros abandonaron el campo del arte.
A partir de 1968 y durante casi seis años, Bony trabajó como fotógrafo dentro de la industria de la música. Era justo el momento en que el rock nacional se convertía en un fenómeno popular ingresando a los medios masivos de comunicación como la televisión, un producto consumido por una audiencia joven y en expansión acelerada. Las compañías de grabación habían incorporado mecanismos de venta y publicidad utilizados en otros mercados. Los lanzamientos de cada disco estaban ligados a recitales, festivales, campañas de promoción; los discos incluían producciones fotográficas especiales y las letras de las canciones; se editaban afiches de los ídolos más exitosos; se planificaba el perfil de cada grupo musical diseñando vestuarios, peinados y escenografías para sus sesiones de fotografía y presentaciones; algunas revistas especializadas, el cine, la radio y la televisión actuaban como canales de difusión. Bony se transformó en uno de los creadores del imaginario visual del rock nacional ligado al sello discográfico RCA y actuando en toda la movida. Hay un “estilo Bony”, que el rock identifica y distingue. Los Gatos, La Joven Guardia, Manal y Almendra son algunos de los grupos cuya imagen pública inventó su cámara.
En 1974 el artista volvió al mundo del “arte culto”, a su carrera “profesional”, realizó pinturas y fotografías, un par de exposiciones, y finalmente toma la decisión meditada pero postergada durante años de partir al exilio. Entre 1977 y 1988, vivió en Milán. Fueron diez años de presencia constante en la escena italiana y de muestras en España, Irlanda, Francia, viajes a Estados Unidos y contactos intermitentes con Buenos Aires; Bony, otra vez, haciendo instalaciones, objetos, montajes, intervenciones, pinturas y técnicas combinadas. En 1980 fue invitado a la XVI Triennale. Nuova Immagine en Milán, y en 1982 a la XL Biennale Internazionale D’Arte, Aperto ’82 en Venecia. Visitó estilos como la transvanguardia; y, en 1986, inauguró dos exposiciones individuales simultáneas en dos de las galerías más importantes de Milán, Galleria Zeus Arte y Galleria Fac-Simile.
En 1988 regresó a la Argentina. Exploró, trabajó, esperó, se infiltró con paciencia. En 1993, su muestra De memoria lo consagró de nuevo. Bony es otro de los sobrevivientes de los años ’60 que deslumbró a los jóvenes, es respetado por la crítica y está en acción. En 1994 sus vidrios, papeles y plomos baleados en marcos dorados y a partir de 1996 sus primeras fotografías con vidrios baleados confirman su excentricidad, su intensidad y rigurosidad, su nomadismo, su magia para ser uno y muchos a la vez. Realizó instalaciones, performances como Il limite, realizada sin invitación oficial, fuera de programa en la XLVI Biennale di Venezia, panfleteadas, declaraciones y exposiciones. En 1997 lo invitaron a la 6ª Bienal de La Habana. El individuo y su memoria, a la I Bienal de Artes Visuais do Mercosul en Puerto Alegre, y a la 5th International Istanbul Biennal en Estambul. Despide el siglo con bastante presencia en la prensa especializada, brindando cantidad de notas periodísticas y charlas gracias al impacto alcanzado con la serie de “las fotografías baleadas” en la muestra El triunfo de la muerte en el Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA).
La familia obrera de 1968 fue recuperada en Buenos Aires, Nueva York, Madrid y Liubliana (Eslovenia), y reconocida por la historia del arte contemporáneo internacional. En plena actividad, Oscar Bony murió en Buenos Aires en abril de 2002.
Desde 2007, a partir de la retrospectiva Oscar Bony. El Mago. Obras 1965-2001, realizada con curaduría e investigación a cargo del curador en jefe Marcelo Pacheco en el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (Malba), se abrió una etapa de una década de circulación y difusión privilegiada en el mundo regional e internacional: grandes muestras dedicadas al revisionismo del arte conceptual y el minimalismo y los inicios del arte contemporáneo contaron con su presencia tanto en Estados Unidos como en Europa, así como en paralelo alcanzó una sólida posición con compras para el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA), la Kunsthaus de Zúrich y las colecciones Bengolea y Costantini en Buenos Aires.
La anunciación de la violencia, 1999
fotografía color y vidrio baleados en marco de madera
200 x 127 x 4 cm.