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Azul Caverna – La expansión del vacío

La expansión del vacío es la muestra individual de Azul Caverna. El texto que acompañó la muestra estuvo a cargo de Florencia Qualina

La pintura enorme lleva un nombre inquietante, algo blasfemo: Chicken or Nietszche?. Sobre el fondo blanco del lienzo se distribuyen tres franjas compuestas por pequeños rectángulos que atraviesan la superficie de manera diagonal. Dos franjas son relativamente cortas, sus rectángulos son amarillos y rosas; la otra franja, más extensa, está compuesta de figuras negras. La reiteración las convierte en sistema, dejan de ser estructuras geométricas y empiezan a ser personajes. Los personajes se mueven entre las pinturas como un enjambre de abejas. A primera vista resulta más evidente establecer relaciones entre la obra de Azul Caverna con el Arte Concreto, que con el hombre de la filosofía a martillazos. El Arte Concreto es, para A.C, una fuente primaria. Basta recordar las obras de Lidy Prati o Tomás Maldonado para ver en él, cierta continuación en el plano iconográfico. Otras percepciones, relaciones o lecturas, son algo más escurridizas y requieren la atención pertinaz de quien vaya a su encuentro. 

Las imágenes de Azul Caverna tienen en algún momento, un sesgo inestable. En los personajes seriados, repetidos sin pausa, pueden leerse pasos de cebra, códigos de barras suspendidos en el desierto. El eje conceptual de esta exhibición es el vacío. Dicho en sus palabras: “El vacío como una fría masa quieta, esta burbuja eterna parece contenernos y distanciarnos lo suficiente al uno del otro, como si nos resguardara de algo, o mejor, como si resguardara a los demás de nosotros mismos”. De manera críptica, los rectángulos trasuntan para A.C un rebaño que circula entre redes virtuales. Un enjambre informe dirigido por el sentido común y la publicidad.

Estas ideas e impresiones no son sin embargo, la clausura de las obras. Existirán, a partir de esta exhibición otras múltiples, contradictorias, nunca desacertadas ideas e impresiones alrededor, acerca de las obras. El vacío podrá ser leído como una emanación taoísta: 

El espacio entre el cielo y la tierra es como un fuelle, exhala vacío sin cesar.

Cuanto más se mueve tanto más exhala.

Más se habla de él

y menos se le alcanza. 

O como un espacio dispuesto para la contemplación, donde no hay nada que entender ni explicar. Esta última posibilidad es la que enfáticamente sugiero.

Rogelio Polesello – Un círculo, un juego

Un círculo, un juego reúne una selección de pinturas, papeles y esculturas de acrílico del consagrado y prolífico artista argentino Rogelio Polesello.

Polesello se inserta dentro del mundo del arte geométrico a una temprana edad, ya en 1959  habia realizado su primera exposición individual en la galería Peuser. Forma parte de la generación legendaria de artistas que pasaron por el mítico Instituto Di Tella en Buenos Aires en los años sesenta y que siendo joven ya había alcanzado gran reconocimiento internacional.

El conjunto de obras exhibidas, que datan de los años sesentas hasta sus últimos años de producción ponen de manifiesto su auténtico recorrido dentro del arte abstracto geométrico y óptico en Argentina. Atravesado por los juegos de la visión, Polesello, desafía la mirada con la deformación y la sucesión de formas sintéticas. 

Un círculo, un juego, devela la innata capacidad de Polesello para la utilización de materiales y técnicas inéditas, evidentes en las obras presentes en la exposición. Entre ellas: las placas de acrílicos de 1969 – 1971, un conjunto de obras en papel de 1959; y pinturas del los sesentas y setentas. 

La muestra pone al espectador en el centro del tablero para continuar con el juego y poner en jaque su percepción de la realidad.

Kenneth Kemble

Kenneth Kemble (Buenos Aires 1923 – 1998) estudia pintura durante 1950 con su primer maestro, Raúl Russo. En 1951 concurre a la Academia de André Lothe, en París y recorre museos en Francia, Italia, España, Inglaterra, Bélgica y Holanda.

A mediados de la década del 50’ retorna a la Argentina. Su estadía es breve, ya que en 1955 viaja a EEUU y permanece allí por tres meses.

En 1956, vuelve a Buenos Aires, y a partir de 1956 comienza a desarrollar una serie de collages y óleos – realizados con trapos, rejillas, cartones, frazadas, que forman parte central de la renovación del lenguaje artístico en Argentina. 

Entre 1958 y 1960 produce su serie de Paisajes Suburbanos, assamblages hechos de maderas,cortezas de árbol, chapas extraídas por Kemble de barrios de emergencia de Córdoba. En 1958 expone por primera vez en la Galería Pizarro, en la exhibición Arte Nuevo. En 1961 lleva adelante la exposición Arte Destructivo en la Galería Lirolay, experiencia que abre el camino para el Conceptualismo en Argentina, y las experiencias que se realizarán en el Instituto Di Tella y el CAYC- Centro de Arte y Experimentación- durante la década del 60’ y 70’.

En 1963, el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires le dedica su primera exposición retrospectiva, durante el mismo año expone individualmente en el Museo de Arte Moderno de Miami.

Entre 1960 y 1972 es crítico de arte del diario Buenos Aires Herald, es Director del Museo de Luján entre 1968-1972 y en 1962 se incorpora como docente en la Escuela Superior de Bellas Artes Ernesto de la Cárcova, tarea que llevaba adelante previamente en su taller y que continuará toda su vida.

En 1972 obtiene el primer premio de pintura en el Salón Nacional de Artes Plásticas Manuel Belgrano. La década del 70 será fecunda para su producción artística y crítica: publica en diversos medios los escritos La Pintura no se mueve, no hace ruido y no es un medio de comunicación, por suerte-1971-, Autocolonización Cultural I y II y En defensa de la Academia -1976.

Durante la década del 80 expone individualmente en las galerías Alberto Elía -1980-, Ruth Benzacar -1985, 87, 89- y en el Centro de Arte y Comunicación- CAYC, 1988-. 

Recibe, en 1983 el premio a la mejor labor docente, otorgado por la Asociación Argentina de Críticos de Arte, y al mejor artista del año en 1985, adjudicado por la misma institución.

En 1987, el crítico Rafael Squirru publica el libro Kenneth Kemble, ensayo crítico y biográfico.

En 1994 obtiene el Gran Premio de Honor del Salón de Artes Plásticas. Entre 1995 y 1998 tienen lugar dos grandes exposiciones retrospectivas, la primera en las Salas Nacionales de Exposición y la última en el Centro Cultural Recoleta, titulada La Gran Ruptura. Obras (1956-1963), curada por Marcelo Pacheco.

Sus obras están incluidas en importantes colecciones públicas y privadas como la del Museo Nacional de Bellas Artes de Buenos Aires (MNBA); el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (Malba); el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires (MAMBA); entre otros.