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Horacio Zabala

Horacio Zabala (Buenos Aires, 1943) es un artista y arquitecto argentino.

Se recibe de arquitecto en la Universidad de Buenos Aires. Emigra a Europa en 1976 y reside sucesivamente en Roma, Viena y Ginebra durante 22 años; actualmente vive y trabaja en Buenos Aires.

Exhibe su primera muestra individual en 1967 y publica su primer texto teórico en 1972; desde este año hasta 1976 es miembro del Grupo de los trece. En mayo de 1973 presenta una exposición en el CAYC (Centro de Arte y Comunicación) de Buenos Aires denominada Anteproyectos, integrada por fotografías, heliografías, fotocopias, cartografías impresas, readymades, textos, instalaciones y diseños de arquitectura carcelaria, que inaugura la línea analítica que identificará su producción posterior. A partir de lenguajes visuales mínimos y utilizando medios heterogéneos, sus obras exploran críticamente el contexto social y estético de la información y la ficción.

Desde sus primeras exposiciones explora las cosas, sus imágenes y situaciones. Con su práctica artística, vincula o desvía y transforma algunas relaciones inertes y opacas del entorno para habitarlas con otras identidades y significaciones.

Desde 1970, realiza numerosas exposiciones individuales y colectivas en Europa y América. En 2004 se le otorga el Primer Premio Adquisición en el Salón Nacional de Rosario; en 2005, el Gran Premio Adquisición del Salón Nacional de Artes Visuales; en 2018, el Achievement Award, de la Colección Ella Fontanals-Cisneros de Miami.

Sus obras integran colecciones de instituciones públicas y privadas, entre las que se destacan: Museo Nacional de Bellas Artes, Buenos Aires; The Metropolitan Museum of Art, Nueva York; Tate Modern, Londres; Museo de Arte Moderno, Buenos Aires; Museu de Arte Contemporânea da Universidade de Sâo Paulo, San Pablo; Dallas Museum of Art, Dallas; Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Madrid; Phoenix Art Museum, Phoenix; Museo de Arte Tigre, Provincia de Buenos Aires; Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires, Buenos Aires; Museo Nacional de Bellas Artes, Santiago de Chile; Middlesbrough Institute of Modern Art, Inglaterra; Daros Latinamerica Collection, Zürich; Museo de Arte Contemporáneo de Rosario, Rosario; JP Morgan Chase Art Collection, Nueva York; Colección Fundación Alon para las Artes, Buenos Aires; Institute for Studies on Latin American Art (ISLAA), Nueva York.

Cynthia Cohen

Cynthia Cohen (Buenos Aires, 1969) es una artista plástica argentina.

Egresó de la Escuela Nacional Prilidiano Pueyrredón, cursó estudios con Laura Batkis y realizó talleres con Pablo Suarez y Marcia Schwartz.

Entre numerosas exposiciones individuales y colectivas tanto en el país como en el exterior, se destacan “Bomba de Brillo” en Museo Marco (2020), “Pan Dulce”(2019) en Galeria Pasto, “Naturaleza, refugio y recurso del hombre” en CCK (2017), “Futuro brillante” en Galería Van Riel (2016), “El resplandor” en PrismaKh, (2015), “Obra reciente” en Galería del Paseo, Lima (2014), “Monumentos ingrávidos” en Galeria del Paseo, Punta del Este (2014), “Una acción para la amistad” en Centro Cultural Recoleta (2014), “Penetración en el medio“ en Museo Macro, Rosario (2013), “Candy Crush” en Fundación Esteban Lisa (2013), “Deforme” en el Centro Cultural Ricardo Rojas (2012), “Poderosa Afrodita” en Museo de la Mujer, Córdoba (2011), “SynchroNYcity” en Consulado Argentino en Nueva York (2011) y “Sin palabras” en el Centro Cultural Recoleta (2008).

Algunos de los premios que obtuvo incluyen la selección de su obra en el Premio Banco Central (2015), Premio Primera Selección Fundación Banco Ciudad (2000), Primer Premio Distinción Alianza Francesa (2000) y Primera Selección Premio Universidad de Palermo (1999).

Carmelo Arden Quin

Carmelo Heriberto Alves (Rivera, Uruguay, 1913 – Paris, Francia, 2010) fue un artista plástico uruguayo, perteneciente al movimiento Madí.

Se acerca a las artes plásticas a través del escritor catalán Emilio Sans, amigo de su familia. En 1935 conoce a Joaquín Torres García en una conferencia en la Sede de la Sociedad Teosófica y adopta sus lineamientos estéticos. En 1936 realiza sus primeras pinturas no ortogonales, transgrediendo los límites tradicionales del marco. Expone estos trabajos en la Casa de España en Montevideo, en el contexto de una manifestación en apoyo a la República Española.

Desde finales de 1937 se instala en Buenos Aires, donde frecuenta a los artistas de vanguardia y estudia filosofía y literatura en la universidad. En esta ciudad comparte taller con el artista chileno Miguel Martínez, quien le presenta al artista Gyula Kosice, por entonces un adolescente que se dedicaba a la marroquinería.

En 1941 participa en la fundación del diario bimestral El Universitario, donde publica sus ideas políticas y estéticas. Integra el grupo editor de la revista Arturo cuyo único número aparece en 1944. En 1946, divergencias estéticas provocan una escisión y se forman la Asociación Arte Concreto-Invención y el Grupo Madí. Integrando este último, Arden Quin participa en las cuatro exposiciones que se presentan durante ese año en la Galería Van Riel y en la Escuela Libre de Artes Plásticas Altamira. También integra la Primera Exposición Madista Internacional, organizada en el Ateneo de Montevideo. Realiza obras de marco poligonal, estructuras móviles, coplanares, cuadros objeto y obras cóncavo-convexas.

En 1948 viaja a París, donde frecuenta a Michel Seuphor, Marcelle Cahn, Auguste Herbin, Jean Arp, Georges Braque y Francis Picabia, entre otros artistas de vanguardia. Allí realiza numerosas exposiciones y participa en el Salon des Realités Nouvelles.

En 1954 regresa brevemente a la Argentina y junto a Aldo Pellegrini funda la Asociación Arte Nuevo que, integrada por artistas de diferentes tendencias no figurativas, realiza su primer salón en la Galería Van Riel en 1955.

A su regreso a París continúa su trabajo y en este período introduce en su obra el collage y el découpage, recurso que utiliza en forma exclusiva hasta 1971, año en que retoma la pintura. En 1962 crea la revista Ailleurs y, durante esa década participa en el movimiento de Poesía Concreta.

Entre las últimas exposiciones individuales merecen citarse las realizadas en la Galerie Charley Chevalier, París (1973); Galerie Quincampoix, París (1977); Exposición Homenaje a sus sesenta años, Espace Latino-Americain, París (1983); Galeria Niza, Brescia (1986); Galerie Down Town, París (1987); Galería el Patio Bremen, Alemania (1988) y Fundación Arte y Tecnología, Madrid (1997). En 1998 la galería Ruth Benzacar de Buenos Aires organiza una importante muestra monográfica titulada Carmelo Arden Quin. Pinturas y objetos 1945- 1995.

Asimismo participa en importantes exposiciones colectivas, tales como Art in Latin America. The Modern Era (1820-1990), en la Hayward Gallery de Londres (1989); Argentina. Arte Concreto Invención 1945. Grupo Madí 1946, en la Rachel Adler Gallery de Nueva York (1990), Arte Madí, en el Centro de Arte Reina Sofía de Madrid (1997) y Abstract art from Río de la Plata. Buenos Aires and Montevideo 1933/53 en The Americas Society de Nueva York (2001).

Fallece en París el 27 de noviembre de 2010.

Ary Brizzi

Ary Brizzi (Buenos Aires, 1930) es pintor, escultor y diseñador.

Estudió en la Escuela Nacional de Bellas Artes Manuel Belgrano y en la Escuela Superior de Bellas Artes Ernesto de la Cárcova, de donde egresó en 1951. Influenciado por el artista suizo Max Bill se volcó a la abstracción, interés que compartía con sus colegas Eduardo Mac Entyre, Manuel Álvarez, Miguel Ángel Vidal, Carlos Silva y César Paternosto. En 1958 realizó su primera exposición individual y un año más tarde participó en la primera Bienal de París. El mismo año fue seleccionado para diseñar el Pabellón Argentino en la Feria Mundial de Comercio de Nueva York.

Brizzi fue incluido en dos importantes muestras en el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires, “Exposición internacional de arte moderno” (1960) y “Del arte concreto a la nueva tendencia” (1964). En 1965 representó a la Argentina en la 8va Bienal de San Pablo, y en 1967 formó parte en “Más allá de la geometría”, en el Instituto Di Tella. En 1968 fue enviado por el gobierno argentino a Estados Unidos como integrante de las exposiciones “Four new Argentine artists”, en la galería Bonino (Nueva York), y “Beyond geometry”, en el Center of InterAmerican Relations (Nueva York). Ese mismo año recibió una mención de honor en la 2da Bienal de Lima y el primer premio de la Bienal de Quito. En 1976 obtuvo el Gran Premio de Honor del Salón Nacional. En 2012 participó en la muestra “Real/Virtual. Arte cinético argentino en los años 60”, en el Museo Nacional de Bellas Artes (Buenos Aires).

Obtuvo más de 30 premios nacionales y 5 internacionales. Sus obras forman parte de importantes colecciones públicas y museos internacionales como el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (MALBA), el Museo Nacional de Bellas Artes de Buenos Aires, el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires (MAMBA), y el Museo de Arte Contemporáneo de Buenos Aires (MACBA), la colección de obras de Arte de UNESCO, Galleria degli Uffizi, Italia, entre otras.

Alfredo Hlito

Alfredo Hlito nace en Buenos Aires, en 1923. Estudia en la Escuela Nacional de Bellas Artes. Sus primeros trabajos presentan una considerable influencia del uruguayo Joaquín Torres García, si bien luego de unos años se vuelca hacia formas más claras e implementa un sentido de composición más abstracto. En 1945 es miembro cofundador de la Asociación Arte Concreto-Invención y firma el Manifiesto Invencionistaen 1946.

Su estilo austero y personal se mantiene a lo largo de gran parte de su obra. Durante el período concreto (1945-1955) escribe prolíficamente sobre la problemática de este tipo de abstracción, textos que son recopilados en 1995 por la Academia Nacional de Bellas Artes.

Participa, junto a otros integrantes de la Asociación Arte Concreto-Invención, en el Salon des Realités Nouvelles de París, así como en la muestra Nuevas Realidades, presentada en la Galería Van Riel de Buenos Aires, ambas realizadas en 1948.

En 1951 colabora con Tomás Maldonado en la fundación de la revista Nueva Visión. En 1954 recibe el Premio Adquisición en la II Bienal de San Pablo y, al año siguiente, participa en la XXVIII Bienal Internacional de Arte de Venecia.

En 1964 se traslada a México, donde vive hasta 1973.

Desde 1984 es Miembro de Número de la Academia Nacional de Bellas Artes. En 1987 una importante muestra retrospectiva de su obra, Alfredo Hlito. Obra pictórica 1945/1985, se lleva a cabo en el Museo de Nacional Bellas Artes.

Entre las principales exhibiciones colectivas en las que participa se encuentran Vanguardias de la década de los 40. Arte Concreto-Invención. Arte Madí. Perceptismo en el Museo Eduardo Sívori de Buenos Aires (1980), Arte Concreto Invención 1945. Grupo Madí 1946 en la Rachel Adler Gallery de Nueva York (1990), en la exposición Art from Argentina 1920/1994 inaugurada en el Museum of Modern Art de Oxford en 1994, muestra itinerante, que luego de recorrer varios países europeos, en 1995 finaliza su periplo en el Centro Cultural Borges de Buenos Aires.

Geometrías en paralelo

Ary Brizzi y María Martorell

Pocos artistas compartieron tantos espacios y una visión en común como Ary Brizzi y María Martorell. Si bien solo fueron parte de un grupo de forma circunstancial, la crítica y la historia los unió.

A mediados de los 50, la geometría se había transformado en un movimiento de gran intensidad, variedad y proyección internacional. Fue el lenguaje de la Modernidad en la pintura, el diseño, la arquitectura y las artes en general. En la Argentina, una tercera oleada, denominada el neoconcretismo, surgía tras la tradición forjada por artistas de la talla de Tomás Maldonado, Alfredo Hlito, Enio Iommi, Gyula Kosice, Arden Quin y Raúl Lozza, entre los maestros de los 40.

María Martorell nació en Salta en 1909. Ary Brizzi, en Buenos Aires en 1930. Pertenecieron a la misma camada artística a pesar de la sensible diferencia de edad entre ellos. María se casó joven, formó su familia y postergó la vocación, como muchas mujeres de su época. Ary, ya a los 15 años, mientras cursaba la escuela de Bellas Artes, trabajaba con su padre y su hermano en arquitectura y diseño de interiores. Son ellos dos vidas distintas que confluyen en una misma pasión, sostenida con talento y tenacidad. La primera vez que exponen juntos es en 1963, cuando Romero Brest los invita a la exposición Ocho artistas constructivos, en el Museo Nacional de Bellas Artes, junto a Manuel Espinosa, Raúl Lozza, Eduardo Sabelli, Miguel Ángel Vidal y Carlos Silva. Ese mismo año, 1963, la muestra panorámica Del Arte Concreto a la Nueva Tendencia[1] incluye a ambos artistas y los identifica categóricamente con esa “nueva tendencia”. Una nueva tendencia que, partiendo de los conceptos principales del arte concreto (total abstracción y autonomía de la forma, abolición del ilusionismo, estética científica), se aventuraba a ir más allá, transformando la geometría según las leyes del ojo humano. El “arte generativo,”[2] óptico y cinético, más ligado a Europa, y el color field y el hard edge, de origen estadounidense, conformaban las innovaciones que tanto Martorell como Brizzi practicaron en aquellos nacientes años 60.[3]

Con una formación semejante, basada en la metodología de la Bauhaus, la herencia del constructivismo ruso y la tradición externa y local del arte concreto, Brizzi y Martorell eligieron trabajar en serie, introduciendo pequeñas variantes en una determinada proposición inicial; investigar la sintaxis del color con relación a las formas, el movimiento real o virtual, la luz y sus infinitas implicancias plásticas y simbólicas.

El modelo artístico de personalidades como Max Bill —ganador en 1952 del gran premio de la primera bienal sudamericana, la Bienal de San Pablo— y de Victor Vasarely, quien expuso su obra en Buenos Aires en 1958 luego de participar de la IV Bienal, dejó su huella en las poéticas de la geometría y en el desarrollo multidisciplinar. Ambos, artistas y diseñadores, desdibujaron los límites del arte.

Martorell presenció los cambios desde Europa. Vivió allí dos años, entre 1955 y 1956, y visitó con avidez museos y talleres de artistas contemporáneos como Georges Vantongerloo, Nicolas Schöeffer y Jesús Soto, embarcados en los rumbos de la nueva geometría.

Con su vocación de total abstracción, el arte concreto había dejado una pregunta flotando en el aire para que la resolviera la generación siguiente: ¿cuál es el tema de la pintura? Siglos de arte figurativo, de representación, habían puesto a la geometría en la encrucijada de tener que defenderse de la consideración de ser un “estilo decorativo”.

El tema de una obra de arte, señalaba Martorell, es “su armonía, su ritmo. El tema es solo el medio de orientar nuestra atención hacia las apariencias e invitarnos a atravesar esas apariencias para llegar a su espíritu”.

En consonancia con estas reflexiones, Brizzi aseveraba que la pintura es un “hecho único provocado por la utilización de un medio único”, que el “hecho plástico” se da sin apoyos en otra realidad que ella misma y su fin es “sensibilizar la percepción humana y su visión interior”.

De este modo nació una pintura que es tan cercana al ojo como lo es al insondable “interior”, al espíritu tanto del artista como de su audiencia. No obstante, este acercamiento sin objetos conocidos, ni metáforas, ni narraciones literarias se fue convirtiendo en un lenguaje que resumió las formas más básicas y a la vez más sofisticadas de la percepción humana. Regidas por las leyes de la visión, sensuales curvas navegan por espacios de colores netos; se atraen, se repelen, cambian de rumbo. Un haz de luz quiebra un plano, se desgrana en los colores que lo forman. Círculos y líneas reverberan al extremo contraste del blanco y negro. Estos fueron solo algunos de los temas de la geometría que Martorell y Brizzi trabajaron, llenando sus telas de resonancias musicales. Precisamente la música, en su extrema abstracción, fue uno de los modelos utilizados para pensar estas composiciones desapegadas de la representación, tan estrictas y racionales como próximas a las emociones.

Artistas con vocación de conocimiento, ambos se autoformaron en la lectura de diversos materiales que concentraban los intereses propios de su época: la ciencia, la tecnología, la extensión del arte al diseño y la vida cotidiana.

Desde sus inicios, Brizzi diseñó y aplicó sus motivos artísticos a piezas de arte gráfico y publicidad. Los “estudios” que realizó entre 1955 y 1962 son obras en sí mismas y dan cuenta de esa aplicación a la comunicación que, ya nadie duda, no reside solo en las palabras. Utilizando materiales de última generación como los esmaltes sintéticos, luego acrílicos y novedosas aleaciones metálicas, pintó, creó esculturas y practicó un oficio que entonces llamaba “arquitectura comercial” y que cubría las urgentes necesidades de exhibición en las innovadoras ferias industriales de la bonanza económica del desarrollismo.

En este camino de extensión del arte, Martorell, embelesada por los tapices medievales que conoció en Francia, se preguntó cuál sería el destino de la tapicería salteña, aún considerada artesanía. Sintonizar tradición con modernidad le permitiría hablar de un arte textil contemporáneo basado en los motivos preincaicos, los mitos y leyendas del Noroeste argentino y las manos expertas que aún los ejecutaban. De esta incursión nació la colaboración con el artista salteño Carlos Luis “Pajita” García Bez y sus tejedoras, que aunaron la geometría andina con la contemporánea en los diseños de Martorell; un encuentro virtuoso que aún tiene ecos en la actualidad y el auge de los textiles.

Durante los 70, en los premios de la empresa Acrílicos Paolini, Brizzi y Martorell también se avinieron a crear objetos “útiles” (diseño) e “inútiles” (artísticos) con el tan preciado material, el acrílico, que connotaba la belleza y practicidad de la vida moderna.

Contemporáneamente a estas exploraciones, en 1966, Brizzi y Martorell forman parte del Grupo 13 (G13), que tuvo su presentación en Buenos Aires[4] y representó un verdadero compendio de las tendencias de la geometría de la época. La exposición recibió excelentes comentarios, como los del crítico Cayetano Córdova Iturburu, quien veía en su excelencia la contracara del Premio Braque, dedicado a festejar las “naderías de los Pop”.[5]

Efectivamente, la nueva geometría era contemporánea a otras tendencias de la figuración como los pop o los jóvenes de los “mitos urbanos”, como los calificó el crítico francés Pierre Restany.

Ese mismo año, Brizzi y Martorell participan de 11 Pintores Constructivos, en la que coinciden una vez más con Espinosa, Mac Entyre y Vidal. Obviamente, estas coincidencias no son casuales —la actual que presentamos tampoco—, ya que, a diferencia de otras tendencias dentro del arte contemporáneo, la geometría fue un espacio de confluencias más que de diferencias. Significó un lenguaje internacional, una especie de esperanto de las formas, por el que  los europeos y americanos en general venían luchando desde el comienzo del siglo XX; un lenguaje que, como todos, fue poco a poco incorporando “vocablos” que lo hicieron tan accesible como en cierta medida lo fuera tradicionalmente la figuración. La luz, la representación pictórica de la luz, fue uno de ellos. Las escalas de valores, también llamadas degradé, irrumpieron en la obra de Brizzi y Martorell para desdibujar planos, convertir el color en atmósfera, negar la bidimensionalidad del soporte o lanzarse a un mundo de sugerencias visuales y simbólicas que antes se tildaban de naturalistas.

La geometría nos acompaña hoy como la evidencia de un lugar de maestría en el arte argentino. Fue una tendencia que triunfó a nivel internacional, que se cargó de nuevos significados acompañando los tiempos, pero que, esencialmente, habla desde la modernidad.

María José Herrera

Historiadora y curadora. Autora del libro Ary Brizzi. La armonía de la Modernidad (en prensa 2023) y co-autora de María Martorell. La energía del color (2013)


[1] Organizada por el Museo de Arte Moderno de la ciudad de Buenos Aires (MAM).

[2] Creado por Eduardo Mac Entyre y Miguel Ángel Vidal en 1960.

[3] También coincidieron en Más allá de la geometría (1967), una muestra antológica que introdujo la “nueva escultura”, las estructuras primarias, realizada en el Instituto Di Tella, en la calle Florida.

[4] Exponen junto a Armando Durante, Manuel Espinosa, María Juana Heras Velasco, Jorge Lezama, Mac Entyre, César Paternosto, Alejandro Puente, Sabelli, Carlos Silva, María Simón y Vidal.

[5] Cayetano Córdova Iturburu, “Dos caras de una medalla”, diario El Mundo, Buenos Aires, 31 de julio 1966.

Recortes de Carmelo Arden Quin

Carmelo Arden Quin (1913 – 2010) fue un inventor de formas. Lo guió esa mezcla de libertad y regulación que da lo lúdico. Varias de sus invenciones se reúnen en la foto, capturada en su atelier de Savigny-sur-Orge, que inspira este texto. Al igual que en la selección de obras que se exhibe hoy en MCMC, tras la figura de Arden Quin se materializan los sucesivos desplazamientos y variaciones de su matriz creadora. Su rostro recorta una pieza del período histórico, una pintura  de la serie “Galbée” ondea en su mesa de trabajo y el metal despunta en la escultura que se erige a su derecha y en un cuadro, tardío, que se recuesta sobre la pared ubicada a su izquierda. Esta “Flecha de tiempo”, para jugar con el título de la primera de las obras que describimos en esta suerte de ejercicio ecfrástico en el que lo visual se vuelve palabra, recorre una trayectoria mayor en la muestra que presentamos. Su curso es sutil y nunca unidireccional. Las finas tramas lineales dibujadas de manera horizontal en Transparence (1952), que generan un movimiento aparente, se verticalizan con ondulaciones reales en los “Galbées” de 1971 y 1972. Y el fluir cóncavo-convexo de estas obras de los 70 recuperan, con otra paleta, la tipología que, ya en los 40, curvaba el soporte. También hay “transparences” que se presentan en un falso romboide. En ellas, la trama de líneas ya no está pintada: se compone de hilos de nylon superpuestos sobre la pintura, que causan un efecto de vibración cuando acompañan el trayecto del visitante. En otros casos, la mirada del espectador es direccionada hacia el vacío. Así, los calados de las obras sobre papel reelaboran la idea del recorte y superposición aprovechando las posibilidades del soporte. En las esculturas, es la materia la que acentúa el contraste presencia-ausencia por la tridimensionalidad del objeto. Ambos, soporte y materia, vuelven a transformarse en la última etapa de su producción cuando Arden Quin experimenta con las innovaciones que provee la industria como el PVC.

En esas trasposiciones, asoman también las obsesiones literarias de Arden Quin: la búsqueda de un orden que permita comprender “otro volumen de la misma textura” es el tema de un poema recuperado de su archivo; y el desarrollo de mitologías refundacionales es el foco de sus libros Hessegor (1955) y Eclimón (2004). Creador de mundos, Arden Quin forjó nuevas comunidades. En el ámbito rioplatense, le dio forma al grupo de Arturo, al Movimiento Arte Concreto Invención, al grupo Madi y, años más tarde, a la Asociación Arte Nuevo. Desde París, impulsó el Centre de Recherches et d’Études Madi, la revista Ailleurs y el Movimiento Madi Internacional. Todavía en este racconto, queda afuera la incansable correspondencia que mantenía con artistas, músicos y escritores de Latinoamérica y Europa para gestar sus proyectos. En la foto escogida, rozando la mano derecha de Arden Quin, hay un sobre con varias estampillas. Tras muchos años de trabajo con su Archivo, no podemos dejar de pensar que esa carta es también parte de su legado artístico y que sostiene, en gran medida, esa mirada oblicua, pero siempre hacia adelante.        

Equipo del Archivo Arden Quin: Martina Guevara-Paola Vega-Milena Yolis

Buenos Aires, marzo de 2023.

Edgardo Giménez – Había una vez…

Edgardo Giménez se presenta en la galería de María Calcaterra con “Había una vez una muestra” una exposición que es una pequeña antología, con obras de diferentes períodos. Laura Batkis, curadora y gran amiga del artista, se reunió con Edgardo para conversar y hacer esta entrevista en la que Giménez deja en claro sus intereses hoy y su postura acerca del arte.

Laura Batkis: ¿Cuál es la función del arte, o para que sirve?

Edgardo Giménez: El arte tiene que servirte para ponerte bien, para ponerte feliz. Si el arte no cumple una función importante en tu vida, es porque no estás frente a una obra de arte. O sea, el arte hay que ponerlo a prueba. El verdadero arte no te deja ileso.

LB:  Tiene que poner feliz al espectador y al que lo crea, o sea, avos.

EG: Yo ya estoy feliz de haberlo hecho. El verdadero artista hace lo que se le da la gana, le guste o no a la gente. Sin red. Tengo que  quiero agradecer a Dios que me dio la posibilidad de elegir lo que me hacía falta para vivir feliz que,  es estar vinculado con la creación.

LB: ¿La muestra es la mejor parte?

EG: No, la mayor parte es cuando estás hacienda la obra, cuando se me ocurre la ocurrencia.

LB: ¿Se te ocurre seguido?

EG: ¡¡¡Si!!!  ¡¡Tengo una facilidad para que se me ocurra que no sabés!! Tengo una creatividad instantánea, como el café.

LB: estás todo el tiempo como ..

EG: ¡Conectado! Conectado con algo.

LB: ¿Anotás las ideas?

EG: No. Es todo memoria. Se me ocurren obras, que son detonantes para hacer una muestra.

LB: Hablando de ideas, hablemos del arte conceptual

EG: No me interesa. Porque no te mueve.

LB: ¿Y si una idea active el pensamiento?

EG: ¡El arte es visual! Si querés hacer un texto, dedícate a escribir. Hay que elegir el lenguaje Y si no alcanza con una imagen es que hay que buscar otra imagen. Además, pienso queel arte no tiene que ser tan hermético, tiene tener facilidad para llegar a la gente. Arte Pop es popular. Cuando yo hacía afiche para obras en el teatro San Martín, se llegaron a vender 570.000 ejemplares en un solo punto de venta durante tres años. Le llegó a la gente.  Eso es arte popular.

LB: ¿Cuándo te diste cuenta de que querías ser artista?

EG: A los 4 años. Digamos que siempre lo supe. El mundo de Walt Disney me encantaba, fue un detonante para entrar a la creación .

LB: Y después te diste cuenta de que el arte te permitía salir del tedio  de lo cotidiano.

EG: Si, eso me sale con naturalidad.

LB:  Estar como en otro lugar…

EG: Si, y más ahora que el mundo está cada vez peor, no hay un respiro. La salvación que yo he tenido siempre es estar vinculado con la creación, un lugar de placer, en el que no estoy para nada aislado de lo que sucede afuera, estoy muy conectado

LB: O sea, no hace falta estar en un lugar sufriendo, sin permitirse algunas cosas…

EG:  Yo no creo en el sufrimiento para nada.

LB: ¿Y cómo es eso?

EG: No me sale. Siempre consideré que estar vivo es una gran bendición. Lo que pasa es que la gran mayoría de la gente noo sabe lo que quiere y no sabe qué es lo que la pone feliz. Es gravísimo y raro, piensan que la cosa es por un lado y después se dan cuenta que no, que por ese lado no, que era por otro, pero tampoco saben cuál es el otro.

LB: Y vos te diste cuenta rapidísimo por dónde era…

EG: Sí, es eso. Yo soy de Santa Fe, de la provincia, Cuando mi tía me llevó a ver Blancanieves salí del cine levitando.

LB: Es la propuesta que le das a la gente, ingresar en ese mundo de la imaginación.

EG: Te cuento una anécdota. Había un matrimonio que se estaba peleando en cuarto donde había una obra mía, una mona. Como ella estaba pendiente de que la mona la miraba, le dijo al marido que fueran a otro cuarto porque la mona no la dejaba concentrarse en la pelea. Eso me parece buenísimo. Después le hice la casa, y me comenta un día que tenía un defecto, y es que esa casa no la dejaba salir porque estaba muy contenta ahí. Eso es lo que le pasa a la gente cuando entra en esa órbita, no quiere salirse más. Esta es la idea con el arte.  Que se den cuenta de que hay un modo distinto de vivir, que es mejor, más placentero. Estar cotidianamente en contacto con lo bello hace bien. Es como escuchar un sonido maravilloso de un compositor genial que te llega a una parte, que solamente ese sonido llega. Cuando tenés los radares para escuchar eso, vivís mejor.  Se trata de apreciar todas las cosas que te sirven para vivir mejor.

LB: En esta muestra habrá obras cuyos bocetos son de los años 60 y 70, haciendo obra física de trabajos anteriores que tenías dibujados.

EG: Si, los rascacielos, por ejemplo. Van a tener luces adentro. Me parece genial esa cosa de las grandes ciudades donde todo es luz y una escenografía increíble.

LB: Hay algo parodial en tus trabajos…

EG:  Siempre hay parodias, claro. Son comentarios con humor sobre la realidad. Para salir de la cotidiana que es agobiante.

LB: ¿Te entusiasma hacer esta muestra?

EG: Me entusiasma como la primera vez.  Igual que la primera vez.

Víctor Magariños D. – En Silencio

VÍCTOR MAGARIÑOS D., ARTE Y CIENCIA, UN PUNTO EN EL COSMOS
MARCELO E. PACHECO

Hay artistas que deben mantenerse a cierta distancia. Son autores frente a quienes sólo se debe “pasar en silencio” como diría Derrida. Son artistas que están condenados o bendecidos por la gracia de permanecer solitarios, de tener su propia anatomía sucediendo en el tiempo y en el espacio, con fuerzas singulares y endogámicas.

Acontecen en la realidad –o la rozan- sin necesidad de hospedajes adicionales ni narrativas ajenas.
Que no haya confusiones: no se trata de obras soberbias en su autosuficiencia, ni de imágenes amuralladas ni de geografías intransitables. Simplemente son piezas que generan energía y no necesitan de impulsos externos para ponerse en acción, la mirada deambula sobre papeles, telas y objetos y va enlazando sus significaciones y significantes en sus distintas dimensiones.

Magariños no se distrae fabricando artificios novedosos, sino que insiste en un alfabeto que exhibe las virtudes de las leyes de la visión y la percepción, que administra la amplitud de lo posible del cosmos y del hombre en el cosmos, que muestra de manera misteriosa, lúdica, máxima de los esplendores, replicando miles de ilusiones. Exhibe elementos y estructuras sin fronteras, donde nada reduce sus movimientos, relieves, colores, orientaciones, ritmos, arabescos, trazos, expansiones, continuidades, repeticiones, obsesiones; no hay inicios ni finales, es siempre un punto con sus implosiones y explosiones. Una enumeración de palabras que tiene los secretos de diferentes técnicas que componen y rellenan la materialidad del universo y se rige por los átomos y sus vibraciones.

Arte y ciencia es uno de los capítulos más provocativas de la obra de Magariños y de su producción poética de papeles, telas, cartones, trabajando la inesperada fibra, témpera y cola y entrar y salir de los soportes blancos su espectro de colores,

En Víctor Magariños D. el blanco es el espacio de las conquistas permanentes, es el espacio puesto en acto en cada intervención, y los símbolos y signos de la escritura concreta del arte abre otras dimensiones preferentes. Frente a sus trabajos se siente la presencia de una unidad, un doblez simétrico, la potencia de la belleza del mundo-.

La lectura histórica de Magariños supone el análisis de sus obras e ideas en su dinámica, no en su arqueología. Si hacer historia, como sostiene Arthur Danto, no es la reconstrucción del pasado sino la narración de los hechos por venir, las preguntas sobre el acontecer de la pintura y las palabras del artista son los aspectos centrales de su trabajo a realizar. 1

La historiografía va más allá de lo dado, la narración histórica organiza y, al mismo tiempo, interpreta. En la historia interesan no sólo las acciones sino también su resultado y, en especial, las consecuencias no esperadas. Los sucesos ocurridos y las obras de arte tienen su historicidad por su sujeto temprano e inicial y su temporaridad material- sólo adquieren significado histórico en relación con acontecimientos posteriores. La narración histórica no es un mero instrumento para la transmisión de información, es un procedimiento productor de significados de un hacer, es un espejismo: la historia no puede pensarse como imitación del pasado.
Un ejemplo sirve para clarificar los conceptos. Las declaraciones de Magariños con respecto a su pertenencia al arte moderno y su identificación como artista moderno, son sólo válidas para su primera producción. Sus cosmologías a partir de la década del 60 muestran su transformación en un artista contemporáneo. Sus telas y papeles y planchas blancas corresponden, en su sintaxis y significados, al ámbito recién inaugurado del arte contemporáneo, por eso la potencia de sus proyecciones, y su vocabulario. El recorte de obras incluye sus objetos lumínicos, personal versión que mezcla ciertas líneas del arte cinético y el arte geométrico.

1 Arthur Danto. Historia y narración. Barcelona, Paidós, 1989. Las ideas que siguen sobre el tema corresponden a la hipótesis planteada por Danto en su libro y a los comentarios realizados en su introducción por Fina Birulés.